lunes, 13 de noviembre de 2017

¿QUIÉN SE APUNTA?



Ésta era una pregunta que escuchaba muy a menudo en  mi juventud. ¿Quíen se apunta? Podía ocurrir lo mismo en un encuentro informal de amigos que no sabían qué hacer y en la que a alguno le venía a la cabeza que no sería mala idea ir a callejear y tomarse unas cañas, que a renglón seguido de una idea genial que aparecía en un encuentro y a la que había que decir si o no.

Como en la vida misma. No nos engañemos y reconozcamos que los éxitos y los desastres con los que nos vamos encontrando a lo largo de existencia   son consecuencia, en buena medida, de arrebatos de genialidad. Sí,  de la improvisación, de la imprevisión o también deartes diferentes.

Cuando pulsamos la tecla del “pause” de la vida en la que vamos pasando el tiempo, a mi por lo menos sí que me pasa, recabamos en que no pocas cosas de las que llevamos en la cabeza con convicción, aquellas por lo que nos hemos dejado la piel, carecen de buenos fundamentos. Sí, algunas ideas geniales no lo son, ni a veces alcanzan el rasero de la ocurrencia o…esto ya es peor, simplemente encajan en el de la fijación emocional.

¿De qué vas JZ?, se preguntará quien me esté leyendo.

Pues tan simple como intrincado. Que no siempre somos dueños de nuestras ideas, sino que  vamos arrastrados por las que se diseñan en esos estadios en los que se decide por donde han de ir los caminos de los pueblos. Sí, a veces pienso que nos comportamos más como rebaños que como colectivos reflexivos. No, todos no, algunos, a los que  mejor les va,  se rigen más por el razonamiento que por los impulsos emocionales…y sentimientos desbocados de pertenencia que saben provocar.

Y todo esto me viene a la cabeza cuando miro a mi alrededor, vivo en Barcelona desde hace veintiocho años, y veo de qué manera comienzo a extrañar –o sentirme lejano- de algunos de aquellos con los que, con un simple guiño, arrancaba una conversación espontánea o decidía compartir los placeres de un cuchillo y de un tenedor.

¿Qué ha pasado?

¿Qué hemos hecho?

Cuando me hago estas preguntas me siento más solo y…un poco ridículo, porque veo que los razonamientos reflexivos pintan cada vez menos, sobre todo  cuando se han cruzado en su camino los principios inamovibles o de las energías redentoristas de la libertad, además nuevos horizontes que algunos acaban de descubrir, o diseñar. Y ahí me siento, aún más, parte de un rebaño.

A lo mejor me han entendido. Buenos días.


Javier ZULOAGA