Este es un término, “la nueva normalidad”, que nos han acuñado cuando ha llegado la pandemia, el Covid 19, y que se ha convertido en algo sobrentendido. La gente lo repite y los medios lo utilizan como si existiera desde hace mucho tiempo. La “nueva normalidad” ha ido sustituyendo sutilmente, en el lenguaje político, mediático y en la comunicación coloquial, a la normalidad en la que vivíamos antes de la pandemia. Es una suerte de slogan que camina a convertirse en una realidad y cuyo contenido no está claro que sea ni bueno, ni esperanzador…ni mucho menos atractivo.
Todos hemos de aceptar, claro está, que el poder destructivo de esta pandemia pasará factura a nuestro bienestar. Faltaría más. Como la han pasado otras situaciones difíciles o muy difíciles en nuestra historia reciente.
Lo que estamos viviendo es sobrecogedor y por ello hemos de afrontar lo que nos vendrá encima desde nuestras fortalezas, sin bajar la guardia ni renunciando a los fundamentos sobre los que hemos construido nuestra “normalidad”-
Escribo esto porque me preocupa, me inquieta y me pregunto por ello cómo se quieren definir los perfiles de esa “nueva normalidad”. De qué manera van a hacerlo.
Me asusta pensar que se defina y se dibuje en un marco de miedo y de indefensión general en el que se tomen decisiones invocando, de manera trascendental, el “bien general” … o que todos saldremos reforzados. Me asusta porque pudiera ser, ¡ojala me equivoque!, que sean decisiones de emergencia que nos vengan impuestas de forma arrolladora y que nos la anuncien una y otra vez, desde una gran asamblea popular
Yo, como ciudadano, pienso que lo que debemos hacer es sencillamente aferrarnos a recuperar la normalidad
¿Por qué?
Pues porque nuestra normalidad, esa que a veces parece que es agua pasada, es la suma de muchas cosas importantes, de conquistas, de libertades y sobre todo de derechos individuales y colectivos en todos los órdenes, en el civil como ciudadanos, en el profesional y laboral, en el empresarial, en el cultural…..
Y esa suma ha de ser intocable, incluso en las emergencias sanitarias en las que, en cualquier caso, se debería hablar de paréntesis, sólo de paréntesis.