sábado, 20 de octubre de 2007

PAYASOS PELIGROSOS

Las crónicas de los corresponsales periodísticos que llegan a publicarse son sólo una pequeña parte de las cosas realmente interesantes que ocurren en el mundo que les rodea. Trabajé como periodista unos años fuera de España y resultaba desalentador, a menudo, ver la escasa o diminuta relevancia que tenía lo que habías escrito el día anterior y de qué manera mis líneas se habían diluido en esa inmensidad de informaciones radiadas, televisadas o escritas, que iban y venían desde -y -a todas las esquinas del mundo.

Sin embargo pienso que los corresponsales de hoy, o tal vez el mundo en el que viven, se han espabilado mucho más que aquellos que trabajábamos lejos de España hace 25 o 30 años. Y debe ser así porque la competencia es hoy mayor y la menudencia informativa interesa mucho más que el gran evento a un lector que puede llegar a la información casi al tiempo en que ésta se produce. La curiosidad ha ganado así terreno, aunque a veces esconda, como comentaré más adelante, buena sustancia para reflexionar.

Antes, ¡yo que sé cuanto tiempo ha pasado!, los peatones reconocían al quiosquero como uno de los personajes de su entorno más inmediatos, junto con el farmacéutico, el panadero, el practicante o el fontanero que también hacía las veces de electricista. El diario era su producto estrella, deportivo o no, y los que leían periódicos tenían parada obligada antes de enfilar a la entrada del metro o la parada del autobús. Hoy, en ese bárbaro adelanto de los tiempos que vivimos, los “Smint” o las “chuches” –y hasta hace poco el tabaco- han superado con mucho a los cromos y acaban dejando ganancias nada despreciables a estos personajes tan emblemátios de la vida urbana española.

¿Lo compro o no lo compro?, piensan no pocos urbanitas cuando pasan por el quiosco viendo que, unos metros más adelante, hay un/a chval/a que, con atuendos de McDonalds que te regalan píldoras de actualidad local, nacional, internacional…incluso de deportes, en apenas 24 o 32 páginas, gracias a las cuales ya no tienes que poner cara de póker si no has tenido tiempo para escuchar a los predicadores radiofónicos al despertar.

Pero este artículo viene a cuento de las menudencias informativas que nos han llegado de Italia acerca de Beppe Grillo, (Pepito Grillo), un personaje de biografía peculiar, cuya historia ha circulado con vértigo por los “blogs” desde que, lo que era ya sabido en Italia, se ha convertido en universal.

B.P. llamémosle así sin que se ofenda Bristish Petroleum, acaba de vender su Ferrari y su yate para desprenderse de las últimas señas de identidad que le vinculaban con el mundo del que ha sido cómplice toda su vida. Pidió el voto para Berlusconi en 1994, pero ha articulado un slogan político que todos entienden y que le ha llevado a los tabloides de medio mundo, “Vaffanculo day” (El día de a tomar por el culo), que ofrece un mensaje elocuente a quienes dicen estar desencantados con todo o casi todo, porque nada merece la pena, o que simplemente esconden su ignorancia en el escepticismo drástico.

B.P. convocó un mitin en Bolonia al que acudieron 50.000 personas y otras 300.000 plasmaron su firma en un documento de apoyo a sus iniciativas, con las que propone limitar los mandatos de los legisladores, imponer las listas abiertas y la inhabilitación de imputados en causas judiciales. Cada día 100.000 cibernautas pasan por su “blog”, infinitamente más que el que usted está leyendo en este momento, para compartir con Beppe Grillo su simpleza de que todo es una mierda.

En el currículum del personaje figuran hitos hilarantes pero peligrosos, tales como haber sacado los colores a Mássimo D,Alema, ministro italiano de Asuntos Exteriores, en una fiesta del diario L´Unita, organo periodístico del Partido Comunista, ante 9.000 conmilitones que acabaron riendo las gracias en las que BP ponía en ridículo al anfitrión; o la de haber contado un chiste en la RAI, tiempo atrás, en el que él mismo encarnaba a un ministro de Bettino Craxi que le preguntaba, al desaparecido jefe de gobierno de PSI, que si en China todos eran socialistas, ¿a quiénes podrían robar?.

Beppe Grillo es conocido en la plaza italiana pero parece que ahora, con el poderío de las nuevas tecnologías y el desgaste del sistema político, sube como la espuma. Y esto es preocupante por la tendencia al mimetismo y porque hay que aceptar que es de humanos ir al derrotismo y refugiarse en la reducción al absurdo, cuando aparecen problemas de difícil solución. Pero hacerlo dejándose llevar por las habilidades del oportunista es algo muy distinto y a veces peligroso y de ello hay precedentes dramáticos , no muy lejanos, en la historia del mundo.

Yo, cuando era chico, decidí no volver al circo cuando mi madre me llevó al Price de Madrid, porque me parecía contradictorio que hubiera personas que tuvieran que pintarse la cara con trazos de maquillaje tristes y deshumanizarse para hacer sonreír a la gente. Hoy, que ya podría ser abuelo y tras haber vivido, leído y estudiado algo, estos otros histriones que reúnen a multitudes para decirles que el sistema no vale un euro, no me hacen la menor gracia y me producen cierto escalofrío, porque no sé que es lo que esconden tras esa apariencia tan divertida.

Javier Zuloaga

1 comentario:

Ferran Fuertes dijo...

- A mi tampoco mes hacen gracia ni los payasos italianos, ni los españoles, ni los catalanes.
- No soy político, ni tertuliano, ni periodista, soy un ciudadano de 60 años, lo que significa que empiezo a tener una cierta experiencia de la vida.
- Lo que me preocupa es que estemos en un ambiente político de crispación no comprendida por la ciudadanía.
- A mi entender, no se trata de una desidia política ni de una mala gestión, creo en la profesionalidad y capacidad de la mayoría de nuestros dirigentes políticos, pero se está gestando una extraña “Globalización – Crispación – Política” que no se de donde emana, pero nos esta haciendo mucho daño a todos.
- Se esta perdiendo la confianza en los políticos actuales, sean del color y tendencia que sean, NO sabemos a quien castigar, y lo que es peor a quién elegir. No hay caminos alternativos.
- Yo quiero votar, los ciudadanos queremos votar, y mas los que hemos sufrido la dictadura franquista. El problema es que por primera vez, no sabemos a quien. No nos merecen confianza ni los unos ni los otros.
- Por lo que no es extraño que surjan “Políticos – Payaso” como en Italia, que nos permiten canalizar nuestro desasosiego político actual. No me gusta en absoluto esta opción.
- Creo que empiezo a comprender la expresión italiana “Vaffanculo day”.