miércoles, 12 de marzo de 2008

KIKI´S CORNER

En plena resaca política hay noticias que son como un soplo de aire fresco. Es como si la vida volviera a las cosas comunes y los diarios se quitaran el corsé de hablar de la campaña todos los días, de buscar la frase contradictoria o aquella foto en la que el líder apenas sujeta los ojos en sus órbitas y parece más un pájaro, un búho, que una persona.

Es cuando las cosas vuelven a su ser, cuando toma relevancia que el gasoil cueste más que la gasolina, los informativos se rinden ante la altura de las olas que destrozan la barandas del paseo marítimo de la Concha, en San Sebastián o seguimos empeñados en no querer ver que si el aeropuerto de Barcelona tiene cada vez menos vuelos internacionales es sobre todo porque las cuentas no salen en quienes pagan los derechos de aterrizaje, estancia y un combustible que vale ya más que le leche pasteurizada.

Y además la actualidad nos sorprende con noticias sabrosas para el comentario, como la que ayer publicaba “El País” sobre la decisión del ayuntamiento de Amsterdam de permitir las relaciones sexuales en sus jardines más populares cuando la noche se echa encima.

Noticia:
http://www.elpais.com/articulo/sociedad/Sexo/libre/parque/elpepisoc/20080312elpepisoc_8/Tes

Los holandeses fueron pioneros en legalizar los porros, en sacar a las prostitutas de las esquinas para meterlas dentro de los escaparates y ahora se proponen –la iniciativa es de un edil de un partido ecologista- convertir los recovecos del parque Vondel en lugares de retoce y esparcimiento sexual nocturno de vecinos y visitantes. Lo quieren todo dentro de un orden, en lugares alejados del mobiliario infantil, con aseo y con el aviso de que a los más ruidosos se les podrá echar. “No se trata sólo de sexo –dice el consitorio-las normas afectarán a todos los usuarios del Vondel. Los que dejen al perro suelto molestando a los ciclistas o a los niños, tendrán que atenerse a las sanciones pertinentes”.

Así que yo lo saben los dueños de perros y aquellas parejas, sea cual sea su condición o modalidad: de ruidos nada.

La capital quiere regularizar los kikis on the grass, los mismos que, de acuerdo con las ordenanzas de las mayoría de los municipios españoles, puede acarrear multas a los desfogados infractores si son pillados in fraganti por un agente del orden.

Será como fumar -¿se puede fumar en los parques holandeses?- como pasear al perro o ir al tobogán con tu hijo para agarrarle del brazo antes de que se estampe contra el suelo. En el parque, menos agredir y robar, se podrá hacer casi todo, aunque en franjas horarias limitadas dentro de un auténtico alarde de optimización de los espacios públicos por parte de los inventores del queso de bola.

De lo que sí que estoy seguro es de que la experiencia ultraliberal de Holanda, el país en el que combatieron los españoles, el de la rendición de Breda inmortalizada por Velázquez, generará mimetismos en otros lugares, de la misma manera que ocurrió con el cannabis , que en algunas ocasiones se nos ha presentado como gran remedio para algunas enfermedades.

No creo que la excusa valga para el caso que hoy nos ocupa, pero lo de Holanda es una buena bandera para elevar aún más el nivel de ostentación pública que, por lo que a sexo se refiere, vivimos en los últimos años en cualquiera de las calles de nuestras ciudades.

Hace una treintena de años se oía en las emisoras musicales aquella canción que decía lo de “Qué bonito es hacer el amor en un Simca 1000” y algunas marcas de coches anunciaban un nuevo modelo poniendo a prueba los amortiguadores con movimientos rítmicos que hacían imaginar los contoneos pélvicos de sus ocupantes. Todo aquello, folklórico o sutil, resultaba impropio para los padres de los que nacimos en los años 50 y que ahora, simplemente, no acabarían de creerse que en los parques holandeses, como en los españoles ocurre con los espacios pipi-can , se acotarían, allá por el año 2008, los kiki corners.

¿Quién dijo que ya lo habíamos visto todo?

Javier Zuloaga

No hay comentarios: