domingo, 24 de noviembre de 2013

JAVIER ZULOAGA RECREA UNA HISTORIA FEMENINA DE AMBICION SOCIAL




Barcelona, 24 nov (EFE).- El escritor y periodista Javier Zuloaga traza en "El caso Ruglons" la historia de una mujer llegada a Barcelona desde un pueblo castellano y su ambición por ser aceptada entre una alta burguesía que acabará dándole la espalda cuando un turbio asunto de dinero vuelve a cruzarse en su camino.
La cuarta novela de Zuloaga (Bilbao, 1952) plantea un retrato de personajes como Tita Ruglons -en sus orígenes Maruja Sanz- en busca de un ascenso social en el que pondrá todo su empeño, incluido el matrimonio con un joven barcelonés de buena familia.

"El caso Ruglons" (El Aleph) es una trama de asuntos de dinero, ambiciones y venganzas en una Barcelona que aúna los apartamentos de lujo del Turó Park con las barracas del ya desaparecido barrio de La Perona ya que, según dice su autor en una entrevista con Efe "los escenarios reales le dan más fuerza a los argumentos".

Zuloaga, que anteriormente a esta novela había publicado "El Hombre que pudo ser libre", "La isla de los Rebeldes" y la citada "Librería Libertad", considera que "en mis cuatro novelas,los personajes han tirado del argumento y creo que esto ocurre muy a menudo en la narrativa"

"A veces he pensado que el Pijoaparte nació, en la imaginación de Juan Marsé, antes que la historia de Últimas tardes con Teresa, o que Onofre Bouvila hizo otro tanto en la Ciudad de los Prodigios de Eduardo de Mendoza", afirma el autor.

Zuloaga tiene una dilatada trayectoria en el mundo del periodismo y la comunicación, como la dirección de La Voz de Castilla de Burgos, de la Unidad de San Sebastián y el Día de Baleares. Además ha sido delegado de la agencia Efe en Portugal, Argentina y Marruecos, redactor-jefe en La Vanguardia y director de comunicación de La Caixa, entre otras responsabilidades.

En "El caso Ruglons" emplea su experiencia de periodista para ofrecer la intrahistoria de un imaginario caso de corrupción financiera para adentrarse, a través de sus protagonistas, en el material del que estamos hechos los seres humanos: virtudes, defectos, pasiones y, sobre todo, la ambición.

Hay dos personajes esenciales en la novela: Tita Ruglons/Maruja Sanz y el juez Heredia/el gitano de La Perona, cuyas existencias se cruzan tras reabrirse el caso de un prohombre de la burguesía catalana, el marido de la protagonista, que falleció en extrañas circunstancias y cuyo rastro reaparece como una venganza del pasado.

En la novela, los advenedizos sociales como Tita/Maruja tienen la osadía de romper las reglas y la inconsciencia de creer que nunca las han roto porque éstas no existen al no estar escritas.

Pero una vez que, debido al celo obsesivo de un funcionario de los juzgados, caen en manos del juez Heredia nuevos datos sobre un caso cerrado en falso años atrás, la viuda de Ruglons comprobará, con toda crudeza, la implacable maquinaria que se genera contra ella, generando "auténticos jolgorios de crueldad".

Javier Zuloaga pone rumbo a esta novela desde el mismo punto de partida con el que cualquier periodista afronta una historia: desde la curiosidad. La curiosidad de lo que está en las bambalinas.

Y en ese rincón, el autor nos ayuda a recomponer un puzzle de la mano de un celoso funcionario, de un policía retirado que ya aparecía en su anterior novela de su sucesor en el Cuerpo policial y de otros personajes sacados de los tonos grises de la vida pública.

Y por encima de todos se alzan Ruglons y el juez Heredia, o la Maruja y el gitano. La señora Ruglons irrumpe en la novela con un portaminas cartier en la mano y le perdemos la pista regresando al pueblo con vaqueros y un corte de pelo espartano.
Por su parte, el juez Heredia se ve asaltado por la noche por el espíritu del Gitano de la Perona y se enfunda en un traje y un casco negro de motorista para perderse por la ciudad. Es un juez que acaba juzgando a un mundo del que podría haber formado parte si no le hubiera adoptado una dama de la alta burguesía a la que quiso robar.

Tita Ruglons cree pisar fuerte y con garbo en la alfombra roja de los elegidos, pero su fulgor se desvanece cuando el caso que lleva el apellido de su marido se reabre y queda en evidencia que, para quienes ostentan el derecho de cuna, ella tan sólo es la Maruja, casi una Maruja... aunque en el fondo ella sólo quería ser Margarita Gautier, una Dama de las Camelias con vistas desde el Turó Park.

"Soy periodista y ahora escritor porque el ámbito familiar en el que nací me abocaba a serlo, igual que mis otros dos hermanos. Recuerdo que mi padre, que dirigía un diario vespertino de Madrid, llegó a comer a casa y nos dijo con gran entusiasmo que el presidente Eisenhower había sido recibido en Madrid por Franco y que aquello iba a hacer cambiar las cosas en España", recuerda el autor.

"Mi hermano mayor y yo, que no llegábamos a los 10 años, bajamos a jugar a la pelota con los amigos y les dijimos que si estaban enterados de lo de Eisenhower. Nos miraron como si fuéramos marcianos", asegura Zuloaga, que defiende el oficio de escribir como "el hermano mayor de todos los géneros literarios y periodísticos". EFE
ll

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