lunes, 19 de mayo de 2014

PENSAMOS DEMASIADO....

Hasta esta mañana andaba bastante errático acerca de cuál sería el contenido de este artículo mensual. En los últimos tiempos he hecho buenos ejercicios de funambulismo intelectual, tratando de escribir mis pensamientos sobre fundamentos constructivos y sobre todo, ahí es nada, sin que nadie se diera por aludido. Ni para bien, ni para mal.

Cuando, hace mucho tiempo y para ganarme un sueldo, tenía que escribir una noticia, o un artículo de prensa, un editorial o un reportaje, contaba lo que veía, sin cargar las tintas en mis pensamientos, tratando de reflejar lo que estaba ocurriendo. El buen periodista, se decía entonces, ha de abstraerse de sus ideas cuando traslada la actualidad a sus lectores. Trabajé en una agencia durante ocho años y en los diarios en los que fui director, aunque con más licencias, el asunto debía ir por caminos parecidos.

Pensar de forma sesuda, era algo que estaba reservado para las plumas brillantes, para las viejas glorias de mi profesión que sabían más porque  eran viejas o porque llevaban incontables años diciendo qué significaba y escondía lo que estaba pasando.

De aquellos esquemas tan simples hemos llegado a un periodismo que cada vez más gente  confunde con lo que se dice en las redes sociales… (periodismo, comunicación, información, periodista, community manager…ufff). 

Muchas veces me he preguntado en qué acabará todo esto cuando leo, con tanta nostalgia como con preocupación, que los monolitos intocables del periodismo impreso del mundo civilizado están temblando como consecuencia de que sus balances y cuentas de resultados no cuadran y sobre todo porque asistimos, así lo veo yo, a un cambio del cultura para enterarse de las cosas.

La gente, además abrir su corazón cuando ven como el Cholo Simeone hace hervir la sangre de sus jugadores y de quienes les vimos en el último partido de la Liga –esta mañana Iñaki Gabilondo decía que hay que buscar Simeones para otras cosas más complicadas- anda bastante desesperada.

Y así lo he visto este mediodía cuando he bajado a Barcelona. He tomado el metro de la línea verde, la que une la Universidad con el Valle de Hebrón pasando por el Paralelo y subiendo por Las Ramblas y el Paseo de Gracia  y me he encontrado con la leyenda que un grafitero que no conozco ha escrito con su espray en una de las ventanas del vagón en el que viajaba con mi mujer.

“Pensamos demasiado, sentimos muy poco”. Y la verdad es que me he quedado descolocado, pensando que a lo mejor mi amigo desconocido tiene buena parte de razón.

Puede que en el mundo de los debates profundos, a fuerza de tanto leer y tanto darle vueltas a las ideas, no estemos dejando espacio a los sentimientos. Me ha dejado pensativo, como le habrá ocurrido, seguramente, a muchas personas que hoy se habrán detenido ante los trazos rápidos de una frase que con toda seguridad ha sido escrita con el corazón.

Javier ZULOAGA

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