lunes, 27 de agosto de 2018

EL INDIVIDUO ES ESTÚPIDO CUANDO PIENSA EN MASA



Hace poco más de un año, publiqué en este blog un artículo que se titulaba “¡Tierra trágame!”, en el que describía con bastante desenfado las estampas que veía en la playa de Estartit, imaginaba que habría detrás de la fauna de personajes que me rodeaban y me dejaba finalmente llevar por el realismo al profetizar la que se iba a armar en Cataluña en septiembre de 2017…como así fue.

Léanlo, de verdad que merece la pena:


Ayer era 26 de agosto, estaba sentado en la playa y entraba en el final de la lectura de “La sinfonía del tiempo”, de Álvaro Arbina, una gran novela, sin desperdicio, en la que el lector sigue una trama de mucha enjundia al tiempo que se pasea por la historia de Europa, viaja a África y al Caribe y coincide con acontecimientos históricos y personajes trascendentales. De la mano de Elsa, que busca a su padre real, viajas por el mundo… Londres, París... y al llegar a Viena lees incluso unos diálogos con Sigmund Freud que te hacen pensar, ¡qué menos!

Me he traído un par de frases subrayadas. La primera “La vida es aquello que pasa cuando miras a otro lado” viene a decir, con palabras sencillas pero elocuentes, lo que muchas veces he pensado…que vivimos sin darnos cuenta de por donde van realmente las cosas en el mundo… que a los humanos siempre nos faltará esa visión real del alcance de lo que estamos viendo o nos cuentan que está ocurriendo.

Este pensamiento reaparece en mi cabeza cuando faltan pocos días para que regresemos a la vida “oficial”…que no la real. Sí, esa que nos visten de una manera determinada para que parezca lo que parece ser…o posiblemente para lo contrario, para que no parezca lo que realmente es.

Sí, quienes me leen desde hace tiempo ya saben que vivo en Cataluña y que en los dos últimos años he procurado, sobre todo, que se me entendiera. Algunos buenos amigos me han dicho sin embargo que, a fuerza de ser tan prudente, no me mojo casi nada y que debería ir más a la vena de los problemas, al nervio del asunto…No he seguido sus consejos y  me alegro porque  la prudencia es algo que no quiero perder, lo cual no quita que  pueda hurgar en el problema auténtico de quienes vivimos en esta gran tierra catalana.

Y las páginas de “La sinfonía del tiempo”, me han regalado una gran frase para decirle adiós a estos dos meses de playa.

“El individuo se vuelve estúpido cuando piensa en masa”, estas palabras las sitúa Álvaro Arbina en la boca de Sigmund Freud cuando recibe la visita de Elsa Craig, la protagonista de la novela, en su despacho de Viena. No he podido evitarlo y me he sentido aludido, porque creo que vivimos bajo el significado de esas palabras, sí, que nos volvemos estúpidos y que nos ocurre porque nos dejamos llevar por mentes hábiles, frías y a veces torticeras. 

Es más sencillo meternos a todos –los que quepamos- en el saco de la estupidez, que convencernos uno a uno con argumentos individuales…economía de escala. La verdad es que ha venido siendo así desde que el mundo comenzó a concentrarse en núcleos de población y ha ido creciendo de forma descomunal con la modernización de los medios de comunicación y la popularización de la sociedad de la información. 

Ha sido así hasta el punto de que no sumarse a lo que dice o hace una buena parte de la población bajo la batuta mediática, te convierte, por lo menos, en un bicho raro.

Y de esa manera te obligan a reclasificarte intelectualmente y empezar a dudar si realmente eres un “facha” porque defiendes que lo de Cataluña hay que arreglarlo… pero dentro de España y tener que aceptar aberraciones como que  la Constitución de 1978, la que nos dimos los españoles (en Cataluña un 90% de los votantes del referéndum), es un “Régimen” al que hay que sustituir por una república.

¿Saben que les digo?...pues que voy a seguir leyendo.

Javier ZULOAGA