lunes, 15 de abril de 2019

CAMPAÑAS PARA NO PENSAR



Hace unos minutos he decidido apagar el televisor y ponerme frente a este teclado. Ha sido como abrir un gran paraguas para protegerme del gran diluvio de mensajes concatenados de personas que me dicen que les he de votar porque, ellos sí, tienen la solución para los problemas que tiene este país. España.

Es una guerra inconexa de descalificaciones,  que acaba convirtiéndose en una suerte de  sermón difícilmente digerible, Sí, unos y otros se multiplican en escenarios distintos y dispares –las audiencias presenciales ya no importan con las redes sociales- y basta un buen plano del líder con un fondo emblemático para que no sea trascendental quien está detrás de la cámara. Incluso no pasaría nada si tras esa cámara no hubiera más que dos o tres colegas de producción.

Colócale muy cerca a un pequeñajo de tres o cuatro años  y busca un plano tierno y familiar del líder para que parezca muy muy humano…o cuélgale con una frase gloriosa, de esas que erizan el vello…o súbete a una moto y quítate el casco para hablar ante un micrófono…o vete a una fábrica y ponte unas gafas protectoras para que las chispas no te dañen la córnea…o edita bien esa mirada castigadora frente a periodistas que, apenas ha comenzado la campaña, ya saben que sus crónicas no serán muy leídas, por simple saturación.

Porque, en el fondo, hay pocas cosas nuevas entre los discursos y declaraciones que inundan e inundarán estos días las redacciones de los medios de comunicación.

Yo he tenido la oportunidad de ser corresponsal en el extranjero y disfrutar de esa plataforma de privilegios de quienes pueden contar lo que pasa en un lugar sin arrastrar los tópicos y verdades sobrentendidas de los periodistas del lugar. ¿Qué escribiría yo mismo si, por ejemplo, fuera hoy, en España, un periodistas finlandés o chileno?.

Si yo fuera finlandés, echaría un vistazo a las encuestas y leería las declaraciones y un poco afectado por haber leído El retorno de los chamanesde Víctor Lapuente, pensaría que estos españoles no tendrán más remedio que acabar viendo que los votantes no deberían ser quienes deciden quién ha de mandar o decidir en el país, sino que esos partidos han de saber como ponerse de acuerdo y hacerlo desde mayorías minoritarias, o minorías que suman mayorías. La alternativa de segundas o terceras vueltas, además de costarnos un dineral a los ciudadanos, nos trasladan, a quienes votamos, una responsabilidad que no nos debería corresponder.

Escribo esto justo cuando en Finlandia los socialdemócratas han recuperado una mayoría por los pelos que habían perdido hacía ya veinte años. Y parece que lo van a intentar aunque sea difícil.

Y tal vez lo consigan, como ha ocurrido en otros lugares del norte de Europa, porque no han envenenado su comportamiento con las descalificaciones, el insulto y –esto ya es peor- la manipulación de las emociones colectivas a través de todos los medios a su alcance.

Sí, cuando crecí en España había patriotas y rojos. En 1978 iniciamos un gran paréntesis civilizado con una constitución en la que estaban todos buscando una fórmula para poder convivir…y cuarenta años después damos un poco de pena.. bastante.

No apunto a nadie aunque algunos son más responsables que otros. Cada uno con su mochila.

Javier ZULOAGA




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